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lunes, 19 de noviembre de 2012

¿Qué es el Estrés?


¿Qué es el Estrés?

sta semana tuve la oportunidad de participar en una actividad muy interesante organizada en el municipio de Villa Nueva y gracias al profesor Elmer Aceituno, que tuvo la bondad de invitarme, estuve compartiendo algo sobre Potenciación Cerebral y además de compartir, tuve la oportunidad de aprender mucho de las personas con las que pude conversar al finalizar mi participación.
--> Tanto al finalizar la participación, como en las encuestas que siempre paso y en las que planteo la pregunta sobre cuales son los temas que más les interesa para ser tratados, invariablemente, dos de cada tres personas escriben que desean saber más sobre el estrés y es que muchas personas, tal y como me lo compartió una maestra al finalizar la conferencia, no saben que es el estrés.
Algunos definen el estrés como una enfermedad. Y no lo es, aunque propicia las condiciones para que se desarrollen muchísimas de las enfermedades que el ser humano padece. Algunos dicen incluso que el porcentaje de enfermedades causadas o propiciadas por el estrés llegan hasta un increíble 85%.  Otros especialistas incluso dicen que el porcentaje es mucho más alto.
En este pequeño artículo, pretendo aportar un poco sobre lo que es el estrés.  Algunos especialistas nos dicen que hay dos clases de estrés, uno positivo llamado eutress y otro negativo llamado distress y que este último es incluso necesario en la dosis apropiada para vivir y desarrollarse en la sociedad moderna.  Otros especialistas en cambio, dicen que estrés es estrés y que de cualquier forma hará daño.  Pero mientras averiguamos si es “niño o niña”, reflexionemos sobre el estrés, stress o tensión.
El estrés es la reacción natural del cuerpo ante un peligro percibido, es decir, sea este real o no.
Esta es una definición sencilla pero poderosa.   En primer lugar, nos recuerda que el único objetivo del cerebro es mantenernos con vida, por lo tanto, cada vez que se perciba un peligro, reaccionará (lo vuelvo a repetir: reaccionará) desde nuestra parte instintiva, es decir, desde el cerebro primitivo y se preparará para huir o atacar, las únicas respuestas que el cerebro reptil conoce.
En segundo lugar, nos dice que el peligro no tiene que ser real. Basta que se crea que es un peligro para que el cerebro reaccione.   Por ello, con solo pensar en que algo malo nos puede pasar, el cerebro reaccionará.  Esto se debe a que a pesar de lo maravilloso que es nuestro cerebro, no puede distinguir entre lo que es real y lo que no lo es.  Por ello hay que tener cuidado con todo lo que oyes y ves, por ejemplo, en la televisión, ya que el cerebro no distingue entre realidad y ficción.
¿Y cómo reaccionará el cerebro ante el peligro percibido?  Pues bien, generará los neurotransmisores y hormonas necesarias para aplicar una de las dos estrategias mencionadas anteriormente, huir o pelear. Por esta razón, la adrenalina, cortisol, endorfina y otras sustancias se harán presentes para pelear mejor, soportar el dolor o huir de la situación.
Además, por decirlo así, alterará el equilibrio del cuerpo, restringiendo el suministro de sangre y glucosa a ciertas partes para proteger otras.  Por eso, por ejemplo cuando has estado a punto de chocar, las piernas quedan “aguadas” o débiles.
Otros síntomas visibles serán la dilatación de las pupilas, la sudoración, la aceleración del ritmo cardíaco y principalmente, la respiración agitada.
Todo esto estaba muy bien hace unos cientos de miles de años, en que ante un problema, un ataque de una fiera por ejemplo, la respuesta correcta era huir o pelear.  Pero ahora, ya no es correcto huir o pelear ante cualquier situación estresante, se supone que nos hemos socializado y con ello, hemos evolucionado.  Pero esto es cierto para la corteza cerebral, esa parte desarrollada después de millones de años de evolución, pero para el cerebro primitivo, la respuesta sigue siendo atacar o huir.  En otras palabras, la respuesta es reactiva y no proactiva.
Y mientras sigamos manteniendo este conflicto debido al predominio de una u otra parte de  nuestro cerebro, la pregunta es: ¿Qué hacemos con toda esa adrenalina, cortisol, desequilibrio corporal y alteración de nuestro sistema inmunológico?
Solo hay dos opciones. Una es realista y la otra no lo es.  La no realista es eliminar todas aquellas fuentes o detonantes de estrés:   la situación nacional, la crisis económica, la pareja, el trabajo, los hijos, los problemas, mis miedos, etc. Etc.
Ello no es posible, aunque viviéramos totalmente solos en una isla.  La otra opción es:  APRENDER A MANEJAR EL ESTRÉS a través de técnicas, conocimientos y cierta disciplina aplicada que es muy fácil incorporar a nuestra forma de vida.

José Luis Hernández

Asesor y gerente de empresas. Catedrático de cursos de Economía Industrial, Seguridad Industrial, Comunicación Oral y Escrita, Organización de Talleres, Programación de Computadoras, Neurociencias Cognitivas y otros. Capacitador y conferencista de temas de crecimiento humano.


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