El jardinero de mi huerta....
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Sin auto conocernos al detalle, será imposible lograr un crecimiento espiritual efectivo. Quizá por ello Sócrates, el afamado filósofo griego, proclamaba el conócete a ti mismo como punto de partida para una vida inteligente. Una observación permanente de nuestra conducta espontánea resulta indispensable para saber quiénes somos y actuar en consecuencia. Pero ¿cómo hacerlo?
Existe un método ampliamente utilizado para la tipificación psicológica individual, llamado Eneagrama de la Personalidad. El eneagrama es una figura geométrica clásica, consistente en una estrella de nueve puntas, la cual se ha tomado como base gráfica para diferenciar de manera dinámica los nueve tipos de personalidades que propone esta teoría.
La idea original proviene del boliviano Oscar Ichazo, quien en los años cincuenta del siglo pasado desarrolló el protoanálisis como método de aprendizaje psicológico. El desarrollo posterior del método por el chileno Oscar Naranjo e investigadores norteamericanos lo ha llevado a ser reconocido ampliamente como un sistema válido –aunque controvertido- en la clasificación de los tipos de personalidad.
A partir de la combinación de un conjunto de criterios psicológicos (fijación egolátrica, idea divina, miedo, deseo, tentación, pasión y virtud), se confecciona la matriz básica de la clasificación cuyo resultado principal es la obtención de las siguientes personalidades o roles característicos: el reformista, el colaborador, el emprendedor, el individualista, el investigador, el leal, el entusiasta, el retador y el pacificador.
Los encasillamientos, más aún cuando se trata de la individualidad humana, tienden a fragmentar la realidad. Nada es en blanco y negro en esta vida. Pero como cualquier otro método didáctico, el Eneagrama de la Personalidad acude a la taxonomía como fórmula diferenciadora. Por demás, su empleo en determinados ambientes esotéricos y por religiones como el sufismo lo exponen a fuertes críticas desde posiciones académicas.
Sin embargo, el método se emplea con éxito la psicoterapia, el desarrollo organizacional, las artes, el deporte y la administración de negocios en todo el mundo. Obviando sus aspectos esotéricos, sin duda podría ser una buena base para organizar el resultado de nuestra auto observación.
Lo más importante, sea mediante el Eneagrama de la Personalidad o simplemente anotando organizadamente nuestras reacciones instintivas cada vez que nos sorprendemos accionando de forma irracional, es lograr la visual más serena, objetiva y crítica de nosotros mismos.
Según una vieja alegoría, la diferencia entre psicoterapia y desarrollo personal consiste en que la primera nos prepara el terreno del jardín, mientras con el segundo lo sembramos y mantenemos según seamos capaces de hacerlo. Pero para lograrlo, tendremos siempre que haber conocido a cabalidad quién es verdaderamente el jardinero.
Jose Solano
Experto en Superacion Personal y Motivacion
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